A medida que se han ido cerrando fronteras internacionales como consecuencia de la pandemia por COVID-19, se confinaban las poblaciones en sus hogares y se reducía el transporte, han cambiado también los patrones de consumo. Las emisiones diarias de gases de efecto invernadero han caído de forma notable en España, un 32% menos respecto a los niveles medios de 2019.
A nivel mundial este porcentaje ha sido de un 17% a principios de abril, algo menos de la mitad debido a los cambios en el transporte de superficie, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de East Anglia (Reino Unido) y publicado en la revista ‘Nature Climate Change‘. La media europea se ha calcula ha disminuido un 27%.
En su punto máximo, las emisiones en países individuales disminuyeron un 26% de media. Se estima que el impacto en las emisiones anuales para 2020 registrará un descenso medio del 4% si se vuelve a las condiciones previas al coronavirus a mediados de junio y del 7% si algunas restricciones permanecen en todo el mundo hasta finales de 2020. Serían las emisiones absolutas anuales más bajas desde el final de la Segunda Guerra Mundial.
Este descenso ya ha tenido lugar en crisis anteriores, pero con una duración menor y con rebotes posteriores que colocaban el nivel de emisiones en su trayectoria ascendente previa a la crisis (a excepción de las crisis originadas por motivos energéticos como las del petróleo en los años 70 y 80).
El análisis se ha llevado a cabo en 69 países, 50 estados de EEUU y 30 provincias chinas que, en total, representan el 85% de la población mundial y el 97% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento de la Tierra.
Los seis sectores económicos analizados son energía (44.3% de las emisiones globales de CO2 fósil), industria (22.4%), transporte de superficie (20.6%), edificios públicos y comercio (4.2%), residencial (5.6%) y aviación (2.8%).
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