Los bosques equilibran flujos vitales, como los de los nutrientes, el del carbono y el del agua. Mejoran la calidad del aire, absorben CO2, protegen el suelo, proveen productos y alimentos y son el hogar de miles de especies de plantas, hongos y animales que son fuente de principios activos para la elaboración de medicinas. Además, tienen un incalculable valor cultural y espiritual, contribuyendo a la mejora del estado psicológico de quienes los visitan.