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Incendios forestales: 2018 el mejor en 10 años; 2025 el peor

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La estadística publicada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico da cuenta de 346.443 hectáreas de terreno forestal afectadas por los incendios forestales entre el 1 de enero y el 31 de agosto de 2025. Esta cifra no incluye la superficie quemada en algunos de los grandes incendios ocurridos en Castilla y León.

A falta de completar la estadística y de que acabe 2025, ya podemos decir que este año va a ser uno de los peores en cuanto a incendios forestales de los últimos 45. Además, marca un agudo punto de inflexión, ya que la tendencia iniciada años atrás era de más grandes incendios forestales pero una menor superficie quemada. El salto de extensión calcinada es enorme, pues valga señalar que entre 2015 y 2025 solo en 2022 se había superado la cifra de 100.000 hectáreas a 31 de agosto. Ese año ardieron 254.809 hectáreas; sin embargo, en 2018 ardieron hasta esa fecha “solo” 20.369 has., en 2016 43.865 y en 2024 44.733.

2018 fue el año con menos superficie quemada de los últimos diez. Hemos hecho una revisión de los datos climáticos entre marzo y agosto de 2018 y de 2025 en las seis provincias más afectadas por los incendios forestales: Asturias, Ávila, Cáceres, León, Orense y Zamora. En ambos años las lluvias de la primavera climatológica (marzo a mayo) fueron muy superiores a la media, especialmente las del mes de marzo. En cuanto a la temperatura, la de 2025 fue más elevada.

Los gráficos siguientes muestran la evolución de ambas variables. Se trata de una aproximación que refleja el valor medio para el conjunto de las seis provincias, por lo que esconde diferencias importantes dentro de cada provincia y entre provincias. En los casos de Asturias, Ávila y Cáceres las observaciones se refieren solo a la Coordillera Cantábrica y al Sistema Central. El rango de valores del eje Y va de -3 a +3, siendo -3,-2 y -1 extremadamente frío o extremadamente seco, muy frío o muy seco ý frío o seco, respectivamente, según el gráfico de que se trate. A su vez, los valores 1, 2 y 3 significan cálido o húmedo, muy cálido o muy húmedo y extremadamente cálido o extremadamente húmedo, respectivamente.

Desviación temperatura 2018 25 (c)
Desviación respecto a la temperatura media en los meses de marzo a agosto de 2018 y 2025
Desviación de la precipitación respecto a la media en los meses de marzo a agosto de 2018 y 2025.
Desviación respecto a la precipitación media en los meses de marzo a agosto de 2018 y 2025

Una primavera muy húmeda dispara el crecimiento de la vegetación, convirtiéndose en un factor de riesgo de cara a los incendios. Sin embargo, la superficie calcinada es más de 20 veces mayor en 2025. Gran parte de la respuesta a esta diferencia la tiene el verano, (junio a agosto).

El de 2025 fue más cálido y seco. Junio de 2025 fue el más cálido desde que hay registros, mientras que junio de 2018 no fue tan cálido y, además, fue húmedo. Julio y agosto de 2025 también fueron más cálidos que los de 2018. En cuanto a las precipitaciones, en 2025 julio fue más seco y agosto más húmedo que sus pares de 2018.En 2018 solo se registró una ola de calor entre el 1 y el 7 de agosto. Junio de 2025 fue extremadamente cálido, y en agosto hubo dos olas de calor, una entre el 3 y el 18 de agosto y otra entre el 24 y el 27. El verano de 2025 trajo un total de 33 días de olas de calor.

Junio de 2018 contribuyó a mantener la vegetación y el suelo húmedos, mientras que junio de 2025 los secó. 2018 podría haber sido nefasto, pues las lluvias de junio generaron más vegetación, pero julio y agosto no llegaron a ser tan tórridos. Por eso, parece que el plus de calor de agosto de este año ha sido determinante en el desencadenamiento de esta horrible temporada de incendios. Además de secar la vegetación incrementando así su combustibilidad, en determinadas ocasiones el calor intenso produce tormentas secas, en las que el agua se evapora antes de llegar al suelo. En este tipo de tormentas el potencial de los rayos para provocar incendios aumenta porque la vegetación no está mojada. Las tormentas secas están teniendo un importante protagonismo este 2025.

Las diferencias climáticas y los fenómenos meteorológicos pueden ser el elemento más importante a la hora de explicar la enorme diferencia de superficie quemada. Pero hay que tener en cuenta otros factores, como la intencionalidad y la eficacia en la extinción. Podría señalarse también al avance de la vegetación entre ambos años, pero no creemos que haya generado una carga de combustible tan grande como para haber jugado un papel relevante.

2021, 2022 y 2023 los primeros en superar los 15ºC de media en España
Evolución temperatura. Fuente: AEMET

Como demuestra el gráfico de AEMET, la tendencia de la temperatura es clara, y eso significa peligro para nuestros bosques y espacios naturales, para las personas y su patrimonio, para las infraestructuras y, además, representa el riesgo de desertificación. En definitiva, un empobrecimiento del país en lo biológico y en lo económico.

En estas últimas semanas muchas voces han insistido en la necesidad de invertir en la gestión de los montes para prevenir los incendios forestales. Reforesta se suma a esa petición, pero subraya también algo que a veces se pasa por alto, y es que, si bien las causas de que los incendios estén adquiriendo semejante virulencia son el calentamiento global y la acumulación de combustible, la causa última del incendio en sí es, en la inmensa mayoría de los casos, la acción humana.

Hay en determinadas zonas de España una peligrosa cultura del fuego que ya no puede tener cabida en nuestros días. Hay que desterrarla. Asimismo, es bastante llamativa la conducta imprudente de personas que, año tras año, manejan maquinaria en el campo en condiciones de alto riesgo de incendio. Todo ello hace necesario trabajar la dimensión social, psicológica y educativa del problema, sin descartar una mayor exigencia de responsabilidades a quienes queman el monte, tanto por negligencia como, especialmente, intencionadamente. No debemos consentir que unos pocos causen la ruina de todo un país.

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Brote de quejigo a los pocos meses de un incendio forestal en la sierra de Ayllón (Sistema Central/Guadalajara)

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