¿Quieres sembrar, cultivar y plantar las especies de árboles más representativas de las distintas regiones de España? En esta sección te mostramos cómo. Ten en cuenta que ciertas especies, como la encina, no son exclusivas de una región en concreto y están presentes en varias de ellas. Hemos seleccionado las especies que tienen una mayor representación.
A continuación, te explicamos cómo recolectar los frutos de cada especie y describimos las distintas técnicas de semillado y tratamientos pregerminativos para aquellas plantas que no pueden germinar inmediatamente después de haberse sembrado. De esta forma podrás sembrar las semillas con mayores posibilidades de germinación.
También explicamos como obtener estaquillas o fragmentos de las especies que pueden reproducirse de esta forma y cómo plantarlas en contenedores y hacerlas crecer. Cuando tus árboles tengan una edad y tamaño adecuados (en principio, 1 o 2 años de edad) podrás plantarlos en el campo y ayudar con ello a la restauración de los ecosistemas forestales.
A la hora de plantar los árboles es importante que tengas en cuenta lo siguiente:
Este artículo no pretende ser una guía de identificación de especies, pero si lo necesitas puedes ayudarte de las guías y fichas de identificación disponibles en diferentes páginas web y aplicaciones. Aquí tienes algunas:
Las diferentes especies de árboles muestran mejores resultados de arraigo en campo con técnicas específicas, que se describen a continuación:
Los diferentes letargos físicos o químicos que presentan algunas semillas de forma natural pueden inhibir la germinación, siendo necesarios ciertos tratamientos pregerminativos para lograr porcentajes óptimos de nascencia.
Meseta, valle del Ebro.
Encina (Quercus rotundifolia): Áreas cálidas y moderadamente secas, sobre todo tipo de suelos salvo los salinos o limosos. Habitualmente por debajo de los 1000 metros, puede ascender más en las montañas del centro y sur. Especie de luz. La bellota se recoge madura de octubre a enero, preferentemente del 15 de octubre al 15 de diciembre. Debe tener un color marrón vivo, sin agujeros ni golpes, y el mayor tamaño posible. Semillado directo. Esta especie es una gran formadora de suelos, y la bellota un importante recurso alimenticio para la fauna.
Enebro (Juniperus oxycedrus subsp. badia): Áreas secas y moderadamente frías, sobre suelos pedregosos y secos. Aparece en zonas rocosas, especialmente en el piedemonte de las montañas, barrancos y páramos pedregosos. Más abundante sobre rocas ácidas (granitos, gneises, pizarras). Especie de luz que aguanta muy bien la presión del ganado. Sus gálbulos deben recolectarse durante el otoño. Estratificación cálida y fría. Árbol pionero, capaz de adaptarse a los montes más secos y/o castigados por el hombre.
Sabina (Juniperus thurifera): Páramos fríos y secos del este-noreste peninsular, frecuentemente sobre suelos poco productivos, someros y rocosos. Resulta más habitual en zonas calizas (dolomías, margas, calizas). Especie de luz que aguanta muy bien la presión del ganado. Sus arcéstidas deben recolectarse durante el invierno, mostrando una coloración azulado-negruzca. Estratificación cálida y fría. Especie de gran importancia para la alimentación invernal de la fauna.
Quejigo (Quercus faginea subsp. faginea): Especie adaptable, más frecuente sobre terrenos pesados (arcillas) o relieves calizos en cotas medias (600-1000 metros), aunque aparece también sobre rocas ácidas y a veces en las montañas en cotas mayores. Especie de luz que sufre con la presión del ganado. La bellota se recoge madura a mediados del mes de septiembre-octubre. Debe tener un color marrón vivo, sin agujeros ni golpes, y el mayor tamaño posible. Semillado directo. Árbol de importancia en la montanera para la fauna salvaje y doméstica por su fructificación adelantada frente a otras especies.
Andalucía, Extremadura, costa mediterránea.
Alcornoque (Quercus suber): Árbol propio de sustratos silíceos en llanuras, zonas onduladas o sierras bajas de clima cálido y húmedo. No asciende mucho en altitud, siendo raro por encima de los 800-1000 aunque puntualmente supere los 1300 en las sierras del centro y sur. Especie de luz, aunque soporte una ligera cubierta en las primeras edades. La bellota se recoge desde finales de septiembre hasta incluso comienzos de febrero, aunque las mejores suelen caer a mediados de noviembre. Debe tener un color marrón vivo, sin agujeros ni golpes, y el mayor tamaño posible. Semillado directo. El alcornoque tiene gran importancia económica por la explotación del corcho.
Madroño o madroñera (Arbutus unedo): Especie presente sobre todo tipo de suelos, aunque más frecuente en los silíceos, en zonas cálidas y húmedas. No asciende mucho en altitud y evita las áreas de heladas fuertes. Crea suelos profundos y productivos, aunque puede crecer sobre la roca viva. Especie de media luz, que sufre mucho con la presión del ganado. El fruto se recoge en octubre-diciembre, completamente rojo y blando. Semillado directo en contenedor. Opcional estratificado frío y aún cálido. Especie de gran importancia para algunas especies de mariposas, como la bajá de dos colas o mariposa del madroño y la cejirrubia.
Cornicabra o corneta (Pistacia terebinthus): Arbusto y arbolillo propio de zonas cálidas y secas, amante de los relieves pedregosos. Es frecuente que arraigue en roquedos en las pendientes de hoces o colinas. No asciende habitualmente por encima de los 1000 metros salvo en las montañas del sur. Soporta suelos someros de escasa fertilidad. Especie de luz que soporta razonablemente bien el ramoneo. Deben recogerse solo sus frutos azules, desechando los rojizos que son vanos, infértiles. La época de recolección abarca desde mediados de septiembre a comienzos de noviembre. Semillado directo en contenedor retirando el obturador, pequeña capa amarillenta de la base de la semilla. Puede recurrirse a la estratificación cálida y fría. Su fuerte colorido otoñal le otorga gran belleza a los enclaves en los que crece.
Labiérnago u olivilla (Phillyrea angustifolia): Arbusto o arbolillo frecuente en áreas bajas cálidas y secas, preferentemente sobre rocas ácidas, aunque en la costa levantina aparece mayoritariamente sobre calizas. Especie de luz que sufre mucho con el ramoneo, habiendo sido utilizada como bioindicadora de la presión de los herbívoros. La época de recolección de sus frutos se centra en octubre-noviembre, cuando adquieren una coloración viva azulado oscura. Al recolectarlos deben apretarse con los dedos, desechando aquellos que se rompen por ser vanos. Algunos ejemplares son machos y no fructifican. Otros son funcionalmente machos y hembras (androdioicos) pero no darán fruto todos los años por ser veceros. Semillado directo en contenedor. Puede recurrirse a la estratificación cálida y fría. Las formaciones densas de labiérnago constituyen una valiosa zona de refugio para la fauna.
Principalmente los sistemas Bético, Central e Ibérico y los Montes de León. También la solana de los Pirineos, zonas exteriores de la cara castellano-leonesa de la Cordillera Cantábrica o algunas cotas altas de Montes de Toledo y Sierra Morena.
Roble melojo (Quercus pyrenaica): Frecuente en relieves montañosos silíceos, en fondos de valle o en laderas. No tolera las calizas, salvo en enclaves muy lluviosos y lavados. Asciende habitualmente hasta los 1500 metros, 2000 en el sistema Bético. Adaptado a climas continentales de inviernos fríos y veranos frescos y moderadamente secos. Especie de media luz, muy presionada por los herbívoros. La bellota se recoge desde finales de septiembre hasta comienzos de noviembre, siendo especie vecera que no fructifica en abundancia todos los años y granando en general cosechas cortas. Debe tener un color marrón vivo, sin agujeros ni golpes, y el mayor tamaño posible. Semillado directo. Este roble centra su distribución mundial en la Península Ibérica, y es un gran formador de suelos. Su madera muerta resulta de gran interés para muchas especies de animales, como los grandes escarabajos llamados ciervos volantes (Lucanus cervus).
Pino silvestre (Pinus sylvestris): Presente de manera natural en montañas de clima frío, de veranos frescos y moderadamente secos. Domina habitualmente en el último piso forestal, entre los 1500-2000 metros, aunque en sierras muy frías puede presentarse como natural desde cotas muy bajas ligeramente superiores a los 1000 metros. Agarra sobre todo tipo de suelos, salvo los encharcables. Especie de luz, de crecimiento muy rápido. Sus piñones se recolectan en suelo durante el invierno, con cosechas centradas en ocasiones tras fuertes nevadas. Si recogemos piñas maduras de dos años podemos secarlas y obtener el piñón de ellas. Siembra directa en contenedor. Su gran interés maderero y su adaptación a vertientes deforestadas han supuesto su plantación sistemática en amplias regiones. Su riqueza en hongos comestibles (níscalos, boletos) supone un intenso uso micológico durante el otoño de estos bosques.
Acebo (Ilex aquifolium): Bosques húmedos y moderadamente frescos, prefiriendo la cubierta de otros árboles o de rocas sombrías para germinar. Más frecuente en la Península Ibérica sobre suelos ácidos, aunque abunda también en montañas calizas. Cotas medias de las montañas, habitualmente en umbrías, fondos de valle húmedos u orillas de los arroyos. Especie de sombra que soporta bien el ramoneo del ganado vacuno, pero que puede sufrir con poblaciones fuertes de cabras monteses y otros herbívoros, que pueden además raspar sus cuernos contra los troncos del acebo (escodado). Sus frutos pueden recolectarse desde finales de octubre hasta comienzos del invierno, con un color rojo vivo, a veces con tintes oscuros. Semillado directo en contenedor germinando al segundo año, o estratificación cálida y fría. Especie de gran importancia invernal por atemperar la temperatura bajo su frondosa copa y por ofrecer sus frutos aún en esta época.
Tejo (Taxus baccata): Recluido en zonas montañosas sobre todo tipo de suelos. Dependiente de la humedad, más frecuente en cotas medias y húmedas cerca de arroyos, turberas o en umbrías. Coloniza frecuentemente grietas húmedas entre las rocas. Su intervalo altitudinal preferido suele establecerse entre los 1200-1700 metros. Especie de sombra, presente con frecuencia bajo sauces, robles o pinos. A pesar de su toxicidad sufre con la presión de los herbívoros, pudiendo evitarse su presión plantando en el interior de zarzas o del matorral espeso, o en rocas inaccesibles en áreas sin presencia de cabras monteses. Los arilos deben estar maduros, con la semilla de color oscuro. Se recogen en septiembre-octubre, incluso hasta el mes de noviembre. Hay tejos macho, que no fructifican, y tejos hembra. Estratificación fría y cálida y semillado en contenedor. También puede estaquillarse sobre cama caliente. Este árbol es el más longevo de la Península Ibérica, y uno de los más venerados por las culturas antiguas. En los últimos años algunos compuestos de esta especie, los taxanos, han tenido mucha importancia en la obtención de medicamentos para la lucha contra diversos tipos de cáncer.
Galicia, Cornisa Cantábrica, Cordillera Cantábrica y Pirineos.
Roble carballo (Quercus robur): Colinas y campiñas, ascendiendo a cotas bajas de las montañas. Climas moderadamente cálidos y húmedos. Suelos preferentemente ácidos, a veces arcillosos y pesados. Especie de media luz, que sufre con una presión excesiva del ganado, aunque sus rápidas tasas de crecimiento pueden permitirle progresar con una presión media. La bellota se recoge desde finales de septiembre hasta comienzos de noviembre. Debe tener un color marrón vivo, sin agujeros ni golpes, y el mayor tamaño posible. La tendencia de este roble a hibridarse con otros supone que debamos asegurarnos de recoger fruto solo de ejemplares puros. Semillado directo. Este roble tuvo mucha importancia en la Cornisa Cantábrica y Galicia, donde ha sido esquilmado y sustituido por pinos y eucaliptos. Es la especie peninsular del género Quercus que más bellota produce, resultando de gran importancia para la fauna. Los osos pardos que nos quedan prefieren estos robles y los castaños para alimentarse.
Roble albar (Quercus petraea): Áreas montañosas sobre laderas a menudo de fuerte pendiente y con abundante roca, trepando con facilidad hasta los 1500 metros. También puede formar bosques mixtos y dehesas en las vertientes inferiores, siendo sustituido en las cotas más bajas por el roble carballo. Climas moderadamente fríos y húmedos. Gusta de suelos silíceos (pizarras, cuarcitas, granitos, gneises) bien aireados. Especie de media luz, que sufre con la competencia de los hayedos, que a menudo le desplazan. La bellota se recoge en septiembre-principios de noviembre. Debe tener un color marrón vivo, sin agujeros ni golpes, y el mayor tamaño posible. La tendencia de este roble a hibridarse con otros, como los robles melojo, carballo u orocantábrico, supone que debamos asegurarnos de recoger fruto solo de ejemplares puros. Semillado directo. Uno de los robledales mejor conservados y más valiosos de Europa, el monte de Muniellos (Asturias), está formado por este árbol, y constituye uno de los últimos refugios de fauna tan amenazada como el urogallo.
Haya (Fagus sylvatica): Montañas de clima fresco y húmedo, con frecuentes nieblas, acercándose al nivel del mar en las áreas más lluviosas y ascendiendo en las montañas con asiduidad hasta los 1500 metros. Más frecuente sobre calizas, aunque puede aparecer también sobre suelos ácidos. Especie de sombra, que crece bien bajo pinos y robles, a los que con el tiempo puede llegar a sustituir si el clima le favorece. Los hayucos se recogen en septiembre-octubre, cuando estén maduros y comiencen a abrirse. Deben mostrar un color castaño claro y ausencia de agujeros. Conviene apretarlos ligeramente para descartar los frutos vanos, infértiles. Semillado directo en contenedor. La Península Ibérica constituye el extremo suroeste de la distribución de esta especie. Se trata de la especie más representada en los cuentos infantiles, de gran importancia cultural en la Europa húmeda en la que se extraían aceites de sus hayucos.
Serbal (Sorbus aucuparia): Disperso en bosques mixtos y montañas, ascendiendo mucho en altitud superando con facilidad los 2000 metros en los Pirineos. Coloniza pedreras, roquedos, arroyos o claros de otros bosques, casi siempre como especie acompañante. Especie de luz, sufre mucho con la cubierta excesiva. Las serbas se recolectan en agosto-septiembre. Siembra directa en contenedor, con posible estratificación cálida y fría. Este árbol fructifica en la época en la que las aves realizan la migración post-nupcial de vuelta a África, favoreciendo su alimentación en un viaje tan largo y dispersándose a distancia, ya que su germinación es más rápida y efectiva tras el paso por su sistema digestivo.
Cursos de agua y humedales de toda la Península Ibérica.
Fresno (Fraxinus angustifolia): Bosques de ribera, a menudo en posiciones retrasadas respecto al cauce. También fondos de valle encharcables y puntualmente laderas en las montañas. Frecuente hasta los 1000 metros, a veces más. Más frecuentes sobre sustratos ácidos. Prefieren zonas iluminadas o con ligera cubierta. Sufren mucho la presión de los herbívoros, siendo el árbol más buscado por el ganado en Europa. Para evitarlo puede plantarse en el interior de zarzas y rosales. Las sámaras se recogen desde octubre hasta el invierno, siempre con un color pardo vivo, no gris. Conviene apretar el fruto o abrirlo para comprobar que contiene semilla. Semillado directo con porcentajes no muy altos de germinación o semillado en contenedor. La poda completa de la copa de los fresnos permite alimentar al ganado en épocas de escaso pasto, formando los llamados “trasmochos”, de escasa altura y parte superior del tronco de gran grosor.
Sauce (Salix sp.): Ríos, arroyos, turberas y manantiales. Prefiere aguas permanentes, aunque aparece en cualquier punto donde los suelos se mantengan saturados de agua en profundidad durante el verano. Sus diferentes especies aparecen en diversos tipos de suelos, desarrollándose mejor en los limosos. Prefieren zonas iluminadas, y muestran crecimientos muy rápidos. Sus fugaces frutos deben recogerse cuando aparece la hoja, habitualmente durante la primavera temprana. Fácil estaquillado. También puede realizarse un semillado directo masivo en contenedores de escasa capacidad como bandejas con una capa de sustrato de 10 cm de profundidad, con el terreno removido y apenas a 1 cm de la superficie. Tras la germinación en plántulas con las hojas ya desarrolladas se procede a su repicado para finalizar su desarrollo como planta en contenedor.
Majuelo (Crataegus monogyna): Riberas aclaradas y setos húmedos, no soportando zonas muy sombreadas y sí una alta presión del ganado. Indiferente al tipo de suelo, aunque no aguanta los muy secos o los muy encharcados. Asciende con facilidad por encima de los 1000 metros en las montañas. Las majuelas se recogen en agosto-septiembre, preferentemente antes de que estén maduras, con un color amarillento o aún verdoso. Escarificación y siembra en contenedor. Pueden estratificarse en cálido y húmedo. De este arbolillo espinoso se obtenía la “tila del espino”. Y sobre él pueden encontrarse en ocasiones las presas ensartadas del ave conocida como alcaudón o “pájaro cabezón”.
Abedul (Betula sp.): Climas fríos y húmedos, en cursos de agua y turberas de las montañas. También puede aparecer en el norte en laderas formando pequeños bosques. Asciende hasta el límite del bosque, superando con facilidad los 1500 metros. Prefiere los terrenos ácidos. Especie de luz y de crecimiento muy rápido, que no soporta la sombra de otros árboles. Sus frutos con abundantes semillas pueden recogerse en agosto-septiembre. Semillado directo masivo en contenedores de escasa capacidad como bandejas con una capa de sustrato de 10 cm de profundidad, con el terreno removido y apenas a 1 cm de la superficie. Tras la germinación en plántulas con las hojas ya desarrolladas se procede a su repicado para finalizar su desarrollo como planta en contenedor. Árbol pionero, capaz de fijar suelos inestables como taludes de carreteras o zonas afectadas por los aludes en las montañas. Mejora el estado de los suelos en los que crece, favoreciendo el desarrollo de otros árboles.
Islas Canarias.
Taray (Tamarix canariensis): Zonas bajas de la isla, por debajo de los 300 metros de altitud. Este y otros tarays se asocian a áreas con encharcamiento periódico, como ramblas y barrancos. Adaptado a suelos salinos y arenosos, soporta la sequedad estival. Especie de luz. Se reproduce por estaquillado o por semillado en contenedor tras el secado del fruto. Recolectaremos sus frutos desde agosto al otoño, sin separar las cápsulas de la semilla. A pesar de su nombre podemos ver a este taray también en la Península Ibérica, siendo una especie utilizada para fijar dunas.
Sabina negral (Juniperus phoenicea subsp. turbinata): Bosques cálidos situados en cotas bajas y medias, en sustratos pobres y rocosos. Esta sabina es propia de zonas arenosas y aún de dunas fijas. Especie de luz, muy resistente a la sequía, poco apetecida por los animales herbívoros. Adaptado a zonas muy ventosas, que provocan portes abatidos y singulares. Sus gálbulos maduros se recogen a comienzo del otoño, en septiembre-noviembre. Estratificación cálida y fría y semillado en contenedor. Esta especie ha perdido gran parte de su área de distribución original en la Península Ibérica por la construcción generalizada en el litoral.
Laurel canario (Laurus novocanariensis): Especie propia de la laurisilva, bosque subtropical asociado a las frecuentes nieblas provocadas por los vientos alisios, en áreas cálidas y húmedas. Su importancia en estas formaciones forestales le da nombre, al igual que la morfología de sus hojas caracteriza a las especies de árboles “lauroides”. Arraiga con fuerza en suelos fértiles y algo iluminados, proporcionando tras crecer una buena sombra. Especie dioica, los frutos se obtienen de las hembras. Deben estar maduros, completamente negros, y se recolectan en septiembre-noviembre. Semillado directo. ¿Quién no conoce el uso condimentario y la significación triunfal de los laureles? En Canarias se ha plantado con asiduidad cerca de las casas para aderezar las comidas.
Pino canario (Pinus canariensis): Especie adaptable, encaramada a zonas montañosas afectadas por vientos secos. Vive en casi cualquier cota, superando los 2000 metros, aunque resulta más frecuente en las medias. Colonizadora y pionera, soporta suelos erosionados o pobres, rebrotando tras los incendios. Prefiere los suelos ácidos. Su crecimiento es muy rápido. Necesita luz y soporta bien la presión de los herbívoros. Podemos recoger sus piñas y secarlas o recolectar directamente sus piñones. La plántula se obtiene mediante semillado directo o semillado en contenedor. También puede obtenerse de estaquilla. Es el pino español que alcanza portes más elevados, superando el medio centenar de metros de altura. Los yacimientos fósiles han permitido saber que estuvo presente en Europa en otros períodos geológicos.
Se estima que, antes del impacto humano, las condiciones naturales de la geografía española permitían que un 90 -95% de su territorio estuviera cubierto de bosque. Actualmente la superficie forestal arbolada ronda el 40%. Por tanto, teóricamente hay mucho margen para ampliarla.
Sin embargo, entre un 20 y un 34% de nuestro territorio está muy degradado y es muy difícil que en él se puedan desarrollar los árboles. Además, hay superficies desarboladas muy valiosas, como turberas, prados de siega y algunas zonas de tipo estepario, que no deberían ser reforestadas.
Generalmente sí. Si el terreno es monte, al propietario y a la administración responsable, que puede ser la diputación o la consejería competente en materia forestal de la Comunidad Autónoma. Si el terreno es urbano, al propietario. Para recoger semilla también es necesario el permiso del propietario del terreno.
Han de ser siempre especies autóctonas. Lo mejor es fijarse en las que están presentes de forma espontánea. A veces hay pocos ejemplares y están dispersos, por lo que es aconsejable recorrer una zona suficientemente extensa para hacerse una idea.
No hemos de fijarnos solo en los árboles dominantes, como la encina, el roble, los pinos o el haya. Los árboles y arbustos acompañantes tienen un valor ecológico enorme porque un bosque diverso es más sano y, además, producen alimento para la fauna y también le proporcionan más refugio y lugares de reproducción. Los de la familia de las rosáceas (endrino, majuelo, guillomo, rosal o frutales silvestres como el manzano y el peral y los del género Prunus, como el cerezo silvestre), así como los enebros, son muy interesantes por su producción de alimento para los animales silvestres y también para las personas; las plantas aromáticas como el tomillo, el romero o el cantueso lo son por su interés para los insectos polinizadores y por su resistencia al calor y la sequía; las retamas también son resistentes y, además, aportan nitrógeno al suelo. La lista de especies interesantes es muy amplia y se completa, por citar algunas más, con el abedul, el acebo, el agracejo, el almez, el boj, los arces, las madreselvas, el madroño, las sabinas o las de ribera, como el aliso, el fresno y los sauces. La flora ibero-balear y la flora canaria son muy ricas; por ello, a menudo el problema no es saber qué especies son las adecuadas, sino dónde obtener las plantas. Aquí puedes encontrar consejos útiles sobre qué especies plantar, cómo recoger y tratar sus semillas y dónde plantarlas.
La legislación dispone que el material forestal de reproducción (semillas y plantones) debe proceder de la zona donde se va a reforestar o bien de las regiones ecológicamente compatibles. Estas regiones están definidas en el RD 289/2003. Hay amplia información al respecto en esta web.
No hay tantos viveros forestales como viveros ornamentales. Si adquirimos planta el vivero debe proporcionarnos una ficha con la información sobre la región de procedencia. Otra opción es solicitarla a los viveros forestales de las comunidades autónomas. Por último, podemos obtener la semilla nosotros y sembrarla directamente en el terreno o en una maceta para producir el plantón.
La reforestación puede llevarse a cabo mediante siembra o mediante plantación. Cada método tiene sus ventajas y sus desventajas.
Las principales ventajas de la siembra son su bajo coste y la mayor resistencia de las plántulas, ya que crecen con una proporción raíz/parte aérea (tronco, ramas y hojas) mucho más equilibrada. Entre sus desventajas destaca el alto índice de depredación, tanto antes como después de germinar. Además, salvo que delimitemos muy bien la parcela de siembra será muy difícil localizar las plántulas si queremos hacer algún seguimiento o mantenimiento de las mismas, especialmente si las semillas se han dispersado por monte con vegetación preexistente. En consecuencia, obtener un árbol a partir de siembra exige sembrar una gran cantidad de semillas. Por otra parte, las semillas de algunas especies requieren un tratamiento previo para aumentar su poder germinativo.
La principal desventaja de la plantación es que su coste es mucho mayor que el de la siembra. Por el contrario, la plantación permite una localización exacta de los árboles y su protección frente a herbívoros mediante la colocación de protectores forestales e incluso de cercados de malla metálica, tal como hace Reforesta con cientos de árboles y arbustos una vez que han crecido por encima del primer protector. Tener a los árboles localizados facilita tareas de mantenimiento fundamentales para aumentar la tasa de supervivencia, como son la reconstrucción y reacolchado de los alcorques o el riego estival.
Si disponemos de semilla y también de plantones, lo mejor es combinar ambos métodos y establecer un procedimiento que permita comparar resultados.
Edad de los plantones
Por razones de coste (menor tiempo en vivero, menor coste de transporte y de plantación) y también de facilidad de arraigo de las plantas, es mejor plantar árboles y arbustos de no más de dos savias (años).
Distancia entre plantas
La creciente sequedad derivada del calentamiento global disminuye la disponibilidad de agua y de nutrientes de las plantas, lo que aconseja especiarlas bastante. Mínimo: 3 m. entre ellas.
Disposición de las plantas
En la medida de lo posible procuraremos una disposición natural, por lo que evitaremos formas geométricas (línea o tresbolillo).
Hoyo
Para árboles y arbustos de 1 o 2 años de edad un hoyo de 40*40*40 cm suele ser suficiente. Es muy importante hacer un buen hoyo, ya que ello nos permite construir un amplio alcorque.
Colocación de la planta
Si plantamos en superficie llana, nuestro árbol o arbusto debe quedar en el centro del hoyo que cavemos. Si lo hacemos en una ladera, puede quedar también en la parte más baja, que es donde se va a acumular el agua. Antes de colocarla, debemos echar un puñado de tierra suelta al fondo del hoyo con el fin de favorecer el arraigo. Es importante apelmazar la tierra a medida que vamos rellenando el hoyo. De este modo evitaremos que queden burbujas de aire (dificultan el desarrollo de la raíz) o que la planta quede mal sujeta. Lo ideal es cubrir hasta el cuello de la raíz, pero este punto no siempre se localiza bien. Por eso, como norma general, podemos cubrir de tierra hasta un dedo por encima del cepellón.
Riego
Si plantamos cuando la tierra tiene buen tempero no es necesario regar, si bien siempre es bueno hacerlo. A menudo el transporte del agua es complicado, especialmente hacia lugares agrestes. Si, además, el número de árboles es elevado, el riego puede resultar casi inviable. Pero si vamos a plantar pocos árboles en un lugar accesible quizás sí podamos llevar el preciado líquido. En tal caso, remojaremos un poco el hoyo antes de colocar la planta (sin encharcarlo). Una vez que la hayamos puesto, la regaremos.
¿Qué hacer con la vegetación preexistente?
En muchas ocasiones se realiza una preparación previa del suelo que, a menudo, implica el arranque de la vegetación preexistente, especialmente arbustos. Esto facilita la plantación con maquinaria, lo cual reduce costes, pero tiene inconvenientes como la erosión que provoca y la pérdida del hábitat que representan los arbustos, lo cual impacta severamente sobre la fauna asociada. Seguramente en nuestro caso la plantación no alcanzará la magnitud suficiente como para plantearse tal disyuntiva. De cualquier modo, el arranque de la vegetación preexistente requiere el permiso de la consejería competente.
Reforesta nunca elimina los ejemplares de especies autóctonas; al contrario, los utiliza como abrigo de nuestros arbolillos, a los que sombrean, aportan materia orgánica y protegen del viento y de los herbívoros. Sin embargo, sí es conveniente quitar la vegetación herbácea que crece en el mismo alcorque, ya que está especializada en captar la humedad superficial y compite con las aun cortas raíces de los arbolillos.
Alcorque
El alcorque es una depresión que se practica en el terreno en torno al árbol con el objetivo de facilitar el almacenamiento del agua de lluvia. Conviene cubrirlo con restos de vegetación seca circundante y piedras para prolongar el mantenimiento de la humedad, dificultar la germinación de semillas de otras plantas y proteger el suelo de la erosión producida por lluvia y viento, así como del riesgo de heladas. Importante: no cubrir la totalidad del alcorque con piedras; es necesario dejar espacios para que se infiltre el agua de lluvia y disminuir la evaporación del agua de las piedras mojadas.
Protector
El protector forestal tiene una doble misión: proteger frente a herbívoros y generar un microclima más favorable en torno a la planta. Los hay de distintos tipos. La experiencia de Reforesta nos lleva a descartar los protectores de lámina de plástico en zonas cálidas, aunque estén perforados para favorecer la aireación. En su lugar, mejor emplear protectores de malla. En algunas de nuestras reforestaciones estamos probando protectores de cartón; si dan buen resultado extenderemos su uso.
Generalmente los proveedores sirven estos dispositivos en pedidos mínimos de cientos de unidades. Si no disponemos de presupuesto o no vamos a plantar tanto, una alternativa natural a los protectores es buscar el abrigo y la sombra de rocas y plantas (y si son espinosas, como el rosal o la zarza, mejor). Pero, ojo, nunca debemos plantar un árbol o arbusto al abrigo de otro de su misma especie; se trata más bien de proteger árboles situándolos al pie de arbustos como la retama, el rosal o el romero. Si no tenemos tampoco esta opción, plantar sin protector en zonas con presencia de herbívoros aumenta mucho la mortalidad de las plantas. Para disminuirla se hace aún más necesario colocar piedras y ramas en el alcorque, que contribuirán a proteger el tronquito.
El calentamiento global provoca que las lluvias primaverales y estivales sean cada vez más escasas e irregulares. Esto convierte el riego estival en imprescindible en las zonas de clima mediterráneo o continental. Pero tampoco conviene “ajardinar” los árboles, puesto que deben endurecerse y adaptarse al clima. Lo ideal es comprobar periódicamente su estado durante los tres primeros veranos y regarles antes de que empiecen a presentar indicios de estrés hídrico, como es por ejemplo el recurvamiento y decoloración de las hojas. El primer año necesitarán más riego que el segundo y el segundo más que el tercero. Por razones de coste, y a pesar de contar con la colaboración de voluntarios, habida cuenta del elevado número de árboles Reforesta tiene que limitar los riegos a tres el primer verano y dos el segundo, aunque en algunas zonas de fácil acceso o de duras condiciones de suelo, temperatura y exposición solar damos hasta nueve riegos repartidos en dos años. La cantidad de agua que necesita la planta varía en función del lugar y del clima del año, pero podemos estimar como término medio 2 l./árbol. Al regar, en la medida de lo posible conviene verter el agua directamente sobre la planta (mejor que sobre el alcorque) haciendo efecto lluvia (si es posible, con regadera y, si no lo es, filtrando el agua con los dedos de una mano para dividir el chorro en caudales más pequeños).